Pasaron varios
meses para volver a ver el mar que toca el mapa argentino, por segunda vez
desde que resido en este excéntrico país austral. Fue todo un proceso organizarme
en tiempo y dinero para poder lograrlo, sucedió mediante el “paquete de excusa”
que diseñé con un amigo, que consiste en conocer sitios como turistas, en
principio de Argentina, enganchados a algún evento o congreso de diseño, una extraña
combinación para muchos, por la poca responsabilidad hacia el estudio con la que
otros presumen que uno va por estar de paseo. Tan llena de adrenalina es esta
combinación que son pocos los espacios de descanso que te permite, donde la
actividad de diseño quiere quitarle tiempo a la del turismo y la del turismo a
la del diseño. Eso sí, recomendada para pocos días, 3 o 4 días, como un fin de
semana largo con algún feriado, porque el cuerpo no dará.
El primer
intento de este paquete excusa tuvo como destino la tan nombrada en Buenos Aires,
ciudad de Mar Del Plata, un sitio que desconocía, aunque estuve cerca aquella
vez que estuve en “Camino natural a Mar del Tuyú”, pues me tocó recorrer parte
de aquel camino nuevamente.
Mar del
Plata, para muchos, es la ciudad turística por excelencia de la Argentina, por
supuesto después de Buenos Aires, es un centro balneario, de ese turismo de sol,
playa, brisa y mar, ideal para la mayoría de los habitantes de este país. Está
ubicada dentro de la misma Provincia de Buenos Aires, a 400 km de capital
federal. Los planes turísticos y descuentos para ir a visitarla están a la
orden del día en cada esquina y cada estación de “Subte” (tren metropolitano)
de Buenos Aires, sale más caro que ir a destinos más lejanos, mal que bien como
sucede con Cartagena de Indias en Colombia, ¿tendrán algo en común? en un momento
esa fue mi pregunta, y la que de cierto modo fui a resolver, que tiene mi país
y que tiene Argentina, las comparaciones siempre serán feas, pero no dejarán de
existir.
Pues hace
algunos meses tuve la oportunidad de ir a este nombrado balneario caracterizado
por la presencia de unos extraños animales obesos llamados lobos marinos, que
lo único que hace es rugir como leones, son unas focas, pero más gordos, con
pelo alrededor de la cabeza, y son el símbolo de la ciudad, y empiezan la diferencias.
Tal vez, fui cuando no debería ir, dirán algunos, pero una ciudad playera debe
tener una sola identidad y manera de ser durante todo el año por más estaciones
que haya… estuve hacia finales de septiembre, cuando recientemente había terminado
el invierno, y comenzaba la primavera, linda ahora pero todavía fría en
aquellos días, pues una Cartagena fría, que desencantadora sería, ¿no?.
Consciente
de estar en un país con estaciones, y que éstas también afectan la tan visitada
en verano Mar Del Plata me fui a aventurar en sus calles céntricas, buscando lo
que hago en cada lugar del mundo al que voy e iré, observar la gente, la adaptación
que hacen las personas de su entorno para hacerlo propio, y como un cuento
infantil, vivir felices. Que vivan como el cuento infantil ideal no lo sé, pero
si es así, para mi fue muy extraño, salía a recorrer y me encontré una ciudad fría,
aparte de tanto edificio hotelero apretado, me encontré muchas calles llena de
comercio informal, poco bullicio, poca alegría, poca música, seré muy tropical,
pero cómo no escuchar algo… algo alegre, algo más fiestero, como extrañé una cumbia,
un reggae, una champeta, eso es mar! Sólo sonaba el mismo ‘fucking’ rock o
ritmo ‘anglo-argentino’ de Cerati, Babasónicos y Bersuit, por contemporáneo que
fueran sonaría Bajofondo, No te va a gustar, Las Pelotas o Catupecu Machu.
El frío y estar
en el mar con mi chaqueta Adidas eran una combinación extraña, como ponerse chancletas
con medias… con unas calles donde me faltaron ver neumáticos inflados hasta
querer reventar, flotadores de colores en forma de tiburón u otros animales,
excesivos tenderetes de artesanías, y vendedores de camarones. Colombiano que
me lee: “usted puede creer que en playas argentinas ni en el mismo verano se ve
algún vendedor de camarón u ostra viva?. El centro de Mar Del Plata se me pareció
más, para que se hagan una idea, al centro de Medellín puntualmente la calle
Junín, entonces imaginen Medellín con mar, su realidad urbana y arquitectónica
estarían totalmente fuera de contexto, así es Mar del Plata, unas moles de
edificios cuadriculados de pequeños apartamentos a la orilla del mar, hoteles 2
estrellas de a 8 pisos pegados uno tras otro, me dan a pensar que la ciudad como
que tiene cuerpo pero le falta espíritu.
Finalmente, no
se trata de criticar algo llevándomelo por delante y hacerlo mierda, es sabido
que siempre será más fácil ver las cosas malas que las buenas, por lo que también
considero resaltar que su población se multiplica al 300% en época de verano
(diciembre –febrero), es decir, que tiene una infraestructura hotelera amplia, tiene
una idea de espacio público establecido, bonito o feo no importa, pero es funcional
y bien logrado, una linda catedral y plaza central, una mediana oferta cultural
interesante con un Teatro Colón a la cabeza, buenos sitios de fiesta y rumba, un
paisaje costero interesante combinado de playas y acantilados, y lo que no deja
de lado un hombre y menos en una ciudad turística de este tipo, una variedad de
fenotipos femeninos muy llamativos, característicos de la generalidad de la mujer
argentina, pero con el toque especial de una ciudad a la orilla del mar…
Cartagena en
Colombia, ahora pienso fue tal vez equivocado ponerla en el título de escrito,
aunque de la importancia como ciudad turística partió la comparación con Mar
del Plata, a esta le falta esa historia colonial que tiene Cartagena, pero es
una ciudad atípica a lo que yo conocía, de particulares contrastes, y de ahí el
carácter interesante, ciudad turística con “buen viento y buena mar” será
atractivo conocerla por eso es la Cartagena de Indias argentina.
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