Rosario, linda en sus curvas


El primer fin de semana del pasado noviembre salí de arranque para Rosario en la provincia de Santa Fe, Argentina, con pocos pesos en el bolsillo, pero con deseo de conocerla por los buenos comentarios que me habían hecho, y lo más importante, con una promesa por cumplir que hice caprichosamente, a una simpática amiga rosarina-colombiana, antes de venir de Colombia. La fórmula “ganadora”, la misma que me llevó a Mar del Plata, el paquete excusa, como ya lo apodé en un anterior escrito, un evento de diseño en la Universidad Nacional de Rosario y la ciudad entera para ser caminada, fotografiada y luego aquí exigida a la crítica.

Rosario, si fuera por una mujer cualquiera que se llamó así, habría que decir que era una mujer hermosa en sus curvas y tal vez su rostro, pero con algunos problema de salud, pues así fue la ciudad actual que yo conocí… una ciudad de avenidas arborizadas, plazas antiguas y recientes con espesos follajes, construcciones restauradas y conservadas idealmente, limpia, un espacio y mobiliario urbano aceptable. Dicho así y bien claro Rosario es una ciudad encantadora, pero que tiene problemas en su funcionamiento.


Antes de decir su problemas sigamos con otras virtudes… la población rosarina, es una población bien parecida, con un presencia física imponente y particular, dentro de la generalidad argentina también son la mayoría rubios o de cabellos castaños, con ese rasgo europeo característico, de una cultura al cuidado del cuerpo incesante, y a ojos vivos. Son tipos pintosos y mujeres hermosas, eso sí, dicho por una rosarina, amiga de un amigo chileno, particularmente la mujer rosarina es más “histérica” y orgullosa que cualquier otra argentina, y sí, para quienes no lo crean, más que las mismas porteñas, reconfirmaba ella, y eso es bastante decir.

Esta ya renombrada ciudad santafesina, que como dice su campaña publicitaria “siempre estuvo cerca” queda a tan sólo 4 horas de viaje por tierra al noroeste de Buenos Aires, por una excelente autopista, el problema viene cuando se acaba la autopista, y se termina el uso de la cómoda silla del “Chevallier Coche Cama” en la terminal de transportes, y más como turista.

Una ciudad portuaria enclavada en la cuenca del rio Paraná, importante salida de la producción de soja argentina (producción agrícola tan importante como el café para Colombia), pero que evidentemente fue una ciudad que creció más rápido de lo que se planificó que creciera, si es que se planificó, de eso no puedo hablar, pero lo que sí se nota es que la gente no estuvo preparada ni aun está apropiada de lo que hoy en día es Rosario, lo que la hace ver en la tan desagradable ambigüedad de ser una ciudad pequeña o un pueblo grande, siendo el segundo significado de que algo a vista de muchos o pocos no funciona bien, en este caso específico, la movilidad, el transporte público, del cual aclaro, en mi concepto no es malo, es PÉSIMO, para lo que es la realidad argentina. Y realidad me refiero a que el estado y los gobiernos provinciales avalan el transporte público las 24 horas, y existe una organización de rutas por líneas numéricas, culturalmente aceptadas e instituidas en las personas, y tan necesarias en países como el nuestro.


El tema en Rosario es la ineficacia del transporte después de las 6 de la tarde, los colectivos pasan cada hora, paran en cada esquina, por si fuera poco los taxis desaparecen, no hay los suficientes en la noches rosarinas. Estuve 4 días en esa ciudad y caminé tanto o más de lo que pude caminar en un mes viviendo en Buenos Aires, en solo una madrugada después de salir de una rumba a las 7am, me tocó caminar 45 cuadras, sí ¡45! para llegar al hostal donde me estaba alojando. Eso les aseguro que da pereza pensar en salir, sin embargo, puedo equivocarme en todos mi conceptos si preciso que era un fin de semana largo (puente), había un evento anual de la “Fiesta de las Colonias”, y empezaban a hacer fuertes temperaturas que atraen personas a las playas del rio Paraná, sin embargo el colapso de movilidad era muy grande para una “pujante” ciudad de millón y pico de habitantes.

Planifiquen mejor que yo, Rosario siempre estuvo cerca, es muy linda en sus curvas y espero que le mejoren sus problemas de salud, porque vale mucho la pena ir.

Comentarios

  1. Muy interesante, la verdad me encanta como escribes y dejas ver las curvas de un lugar al cual me hubiera encantado conocer. :)

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