Historias de amores caribeños: Amor en fuera de lugar


Estaba Dimas caminando pausadamente por una calle oscura de su barrio una noche quieta, tranquila, de aquellas donde el frío se hace románticamente insoportable, y camina vibrante por cada célula ósea de nuestro cuerpo, cuando apareció sin previo aviso una luz de un automóvil que lo asustó, ya que iba perdido en sus pensamientos y todo era desolado a su alrededor, ninguno claro hasta aquel momento, cuando la luz del auto lo cegó.
Aquella incandescente luz había quedado estampada en su retina, trayendo a su mente el único reflejo dorado que había apreciado con pasión en su vida, su último amor, que tras un largo tiempo de añoranza había podido tocar pero que por poco tiempo había podido disfrutar.
Su exnovia Petra, si bien recuerdo su nombre, era la dueña todopoderosa de aquel pensamiento inspirador y “erizador” de piel, una mujer de alegría desbordante, soltura arrolladora, pasión única por sus labores, figura dulcemente atrayente, y ojos para despertar viéndolos cada mañana por mucho tiempo…
Petra fue una mujer que Dimas añoró por algún tiempo antes que ella le prestara atención de verdad, su atención iba y venía entre decisiones e indecisiones, y que cuando algo por fin cuajó entre ellos, había durado muy poco, por una decisión tajante de Dimas, siendo cruel y egoísta a los ojos de Petra.
Con todo y esto Dimas sostiene haber apreciado y tocado un sentimiento sincero y próspero, pero que por razones muy de él quedó en mitad de construcción. Su más fiel amigo, sus familiares lo entendieron, y tal vez muchos otros también, pero siempre ha tenido el sinsabor de no estar seguro si Petra comprendió sus razones.
Dimas un hombre joven, apasionado, para unos inteligentes, para otros un bobo aburrido, pero siempre seguidor de un gran lista de sueños, decidió terminar aquella naciente relación, aparentemente vista con buenos ojos por otros o por todos, pero vista tropezada por él, ya que empezaron a darse situaciones que él no deseaba, ya que en su vida pasada las había vivido, y no quería por ningún motivo pensar en soportarlas nuevamente.
Tajante como su decisión es Dimas, con su exigencia de lo que quiere a su lado y para su vida, dos palabras monumentalmente concretas: convicción y proyección. Estas dos cualidades existen en Petra, pero aun faltan madurar en ella, pues como es normal ha tenido una vida diferente a la de él, con distintas experiencias y distintos retos, que a su modo de ver no la han dejado madurar un carácter de independencia y de proyectar una línea en boceto de su proyecto de vida, porque no ha podido o no ha querido, no sabe, pero en fines prácticos es lo mismo, pues bien dicen por ahí que querer es poder, pero si hay inseguridades en definir lo que se quiere, más complicado será verlo y hacerlo posible.
Las mujeres son radicalmente planas cuando concluyen algo, y más una relación, siempre hay tres opciones: “Hay otra vieja”, “No me quieres”, “No te entiendo”. Y en ese punto entiendo la decepción de Dimas, pues creía haber sido apreciado y entendido en su forma de ser por Petra, ya que él consideraba algunas variables importantes para que existiera complemento como pareja, dentro de la complejidad de su forma de ser, de su carácter y su personalidad.
Dimas me ha comentado que no se había enamorado como quería hacerlo en rápido tiempo, pero que si la quería como hacía mucho tiempo no quería a nadie, pero le pudo más la razón que el corazón, en aquellos momentos cuando sentía que había un engranaje que faltaba en la unión de las piezas.
En la profundidad de aquel recuerdo por la luz inoportuna de un carro nocturno, Dimas volvió a la realidad de su situación, estar parado solitario en una noche fría, recordando a su aun añorada Petra… así mismo: añorada nuevamente, tal parecía que ella era la única persona diferente a su familia que trataba de entenderlo, que quería estar apoyándolo y dándole ánimos para seguir adelante como siempre lo ha hecho, esforzándose por ser amada como ella lo hacía con él.
Dimas ha sido consecuente con su decisión, pues cree que él puede ayudar a construir o a buscar ese engranaje que hace falta, pero ella aun no es consciente de que hacen falta cosas para que exista un complemento. Le ha tocado morderse la lengua y amarrarse las manos para no hacer cualquier locura, porque oculta y abiertamente para sus allegados, él extraña a su siempre añorada Petra, y es muestra de su cariño, y potencial verdadero amor para con ella. Testigos ha habido de la cercanía de nuevos o constantes pretendientes, causando sobresaltos en su corazón y retorcijones en su estómago. Tal parece que más allá de su tajante decisión algo sigue vivo en el apasionado Dimas, más allá que su añoranza no se concretó en el momento correcto como quiso, ni parece serlo pronto.
Finalmente, mientras siga esa añoranza sigue viva una esperanza, y la posibilidad de encontrar aquel rebuscado engranaje, pues está claro que de nada sirve encontrar a la persona correcta si no es el momento correcto, habiendo el más inmenso amor existente, eso es lo que yo llamo un amor fuera de lugar.
Escrito en septiembre de 2012

Comentarios

Publicar un comentario