Historias de amores caribeños: Confesión europea

Carta de Saúl a Arena

Querida,
Hoy estoy en Barcelona sentado en una sala de espera del aeropuerto, con el cansancio de una fuerte madrugada, el estrés de que hayan cancelado mi vuelo, y la aventura definida de tener que volar a otra ciudad y coger un tren para volver a casa, y no tener que esperar aquí dos días, lo ridículamente propuesto por la aerolínea.
Barcelona, ciudad de ensueño, donde caminando sus calles creé el sueño de regresar para hacerlo contigo… en semana santa estuve en París durante 3 horas y sólo caminar tres calles crearon en mi imaginario la misma pretensión… Perdón, perdón, perdón, no puedo decir más que eso antes de decir otra cosa, sé que el planteamiento que hice en agosto de 2017 hizo replantear muchas cosas no sólo para ti, sino también para mí. Cada palabra en francés que escuché dibujaba tu rostro en mi mente y una sonrisa en mi cara. Así permaneces en mí, como desde el primer, segundo, undécimo o cuadragésimo y enésimo día. Eres mi primer y último pensamiento cada día.
Mi planteamiento nunca me hizo pensar en consecuencias, en posteridad, y estoy seguro que fue un error, pero sin haberlo hecho así, no me hubiera dado cuenta de muchas otras cosas, no me hubiera podido alejar para pensar en proyección, la cual desde hace tiempo te puede incluir a ti, así que no estoy arrepentido de haberlo hecho así, espero de todo corazón que a ti te esté sirviendo. Tal vez pude haberlo hecho diferente, pero no lo sé.
Hace varias semanas venía pensando en si era conveniente o no escribirte, en cómo hacerlo, en qué decirte, en este momento me estoy dejando llevar y estoy escribiendo sin pena alguna todo lo que me nace. Pensé en que escribirte era volver al origen, a aquello que me dijiste hace como 10 años: “me encanta que me escriban papelitos” y por eso prefiero hacerlo así, luego tendré que pensar en cómo hacerte llegar esto a tus manos, con eso de que cambiaste de casa… no sé tu dirección ni cómo localizarte…
Volver al origen quiero pensarlo en la forma de hacer valer nuestra esencia, esa que nos hizo complemento, que nos hizo íntimos, que nos hizo amigos, confidentes, que nos hizo hermosamente cómplices. La complicidad más pura de amor que he sentido en mi vida.
¿Amor? ¿sabes definirlo? El amor lo he definido en estos meses como miedo, si, eso soy yo, así actué y tu no te diste cuenta, al querer cumplir mi sueño de venir a Italia me enfrenté con miedos que me hicieron mandar al traste una realidad hermosa que teníamos, y que estoy convencido podría ser mucho más hermosa en nuestro futuro, pero mi convencimiento no vale nada si no es aprobado por ti. Traté de echarlo atrás el día que nos despedimos, pero con algo que estuvimos de acuerdo fue que tú un tipo inseguro no querías a tu lado, y con toda razón.
Me pediste espacio, tranquilidad y tiempo aquel 14 de enero, me he esforzado enormemente por respetártelo y además tomarlo así para mí. Mis sentimientos no son ya los mismos, al contrario, los siento aun más fuertes y aquí viene el dicho ese de que: “Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”, pues para mí no es así, yo no creo que te perdí, yo creo que te dejé tener tu espacio, lo que nosotros tuvimos, tenemos o tendremos fue tan especial que pase lo que pase no será nunca jamás olvidado por nosotros mismos, soy un convencido de que tiene un espacio privilegiado en nuestras mentes y en nuestros corazones.
Quiero pensar también que es una historia de amor sin final, no quisiera que lo fuera nunca, has sido mi amor desde hace muchos años y no lo vas a dejar de ser así no más. Trato de encontrar todas las formas posibles de saber de ti, de pensar que estás bien, feliz, saludable y si algo no me queda duda es que te conservas hermosa, encantadora, llena de energía, vibrante de inteligencia y brillantez, cada vez me das menos herramientas para hacerlo, pero estoy pendiente y siento que tu estás pendiente de mí, tal vez en eso me equivoque, como en muchas, muchas otras cosas, pero como ya te dije: estoy escribiendo todo lo que me nace y muchos pensamientos que llevo conmigo durante estos meses, además de muchas conclusiones.
El día que nos despedimos, fue el único día que pude saber de verdad lo que habían hecho mis palabras, y ese día escuché las palabras más duras que jamás me hayan dicho y que haya sentido, eso de: “Me di cuenta que tu no me ves en tu vida como yo te veo en la mía”
Sigo respondiendo a esa frase como aquel día: “No, no y no es así”. Hoy tengo más claros mis pensamientos y realmente creo que ni tu imaginas como yo te he llegado a ver en mi vida, pero esto no se trata de una confrontación de orgullos, de razones o de creencias, esto es una carta de amor, ese amor de aprecios y lejanías, de gustos y disgustos, de altas y bajas, y realmente he llegado a pensar que a nosotros nos hacía falta una baja, así profunda, distanciante, que nos generara interrogantes, análisis, muchos pensamientos, sin embargo eso es una idea de ahora, reitero que mi punto de escape fue el miedo, tuve miedo, tengo miedo y posiblemente tendré miedo para tener claro y poder decirte de frente que no te quiero, que no te adoro, que realmente yo a ti te amo, y lo he hecho en el anonimato, en el rechazo, en la resignación, en la distancia, en el reencuentro, en la cercanía, en la coquetería, en la camaradería y en nuestra maravillosa complicidad; y con estas palabras describo lo que he sido yo alrededor de tu vida, o detrás de ti, esos cambios de facetas, de roles, de aceptación o no, dejando a un lado mi orgullo por sólo siempre querer que estés bien, que estés feliz dentro de lo que en cada momento tu hayas valorado como tu felicidad, todos son para mi: amor. Mi amor ha sido paciente y creo que siempre bondadoso, y nunca rencoroso: Mi disposición hacia ti ha sido desinteresada, expectante, a buscar siempre nuestro bienestar y felicidad, aceptándonos tal y como somos. Y así va a seguir siendo, sólo ahora sé que juntos sabemos ser muy felices.
Me equivoqué porque fui egoísta pensando sólo en mí y mis planes de estudio y mis metas, tal vez en esto hemos fallado ambos y fueron parte de mis palabras en agosto o noviembre, el no abandonar proyectos personales por estar seguros a jugarnos el cien por cien a proyectos conjuntos donde quepamos los dos, así sean en simultánea o no, el no ponernos la meta de estar juntos de una vez por todas en la misma ciudad, en el mismo espacio y viviendo otras cosas nuevas para los dos, pero estando físicamente cerca.
Debo confesarte que hace muchos meses me dolió mucho un día que me dijiste que pensabas y habías decidido estudiar y buscar un estudio de máster en Colombia y habías descartado la posibilidad de hacerlo en el exterior, en España como alguna vez me contaste, cosa sobre la cual yo me había hecho un imaginario inocente de alguna vez estar los dos en Europa cumpliendo esas metas y compartiendo nuevas experiencias. Esto puede ser una bobada que me guardé, pero que tomé como que tu decidías sobre tu futuro libremente, y desechabas esa posibilidad de estudio, pensando únicamente en ti, además de saber de mis planes a Italia desde la misma época en que nos conocimos en 2007-2008, y finalmente decidí cumplir esa meta como ya sabes.

Siempre he sido un soñador y no renuncio a serlo y hacerlo, me he equivocado muchas veces en mi vida y muchas veces contigo, pero no por eso dejo de soñar, al contrario, cada día siento más fuerzas, ganas y convicción para hacerlo, y con esta carta no busco más que compartir contigo mis sentimientos, mis pensamientos, mis ilusiones, pidiéndote perdón, pidiéndote me disculpes cada lágrima, desazón y malos sentimientos que te haya hecho sentir, jamás lo hice con esa intención, sencillamente me equivoqué y lo siento tanto que soy yo quien llora por eso, pero creo que a veces vale la pena sufrir por amor y luchar por amor, para saber cuan grande y profundo es ese amor.
Me pareció mejor escribir y escribir sin afán de terminar, sé que de por sí podría seguir haciéndolo. Soy mejor con la escritura que con la oralidad, con los actos que, con las palabras, con las manos, que con la boca…
Como desde el primer día, mis sentimientos y pensamientos son para ti.

Saúl.
Escrito el 8 de abril de 2018

Comentarios